miércoles
Provocación
otra vez esa boca
no más instantes
hospedados en memorias
me acelero en tus palabras
tu provocación oscura
tartamudeo el humo
que evaporo en mis temblores
expulso en descontrol
el fragor incandescente
de tus letras demonias
mi extravío y perdición
mañana te prometo, veré
más de cerca a tus duendes
provocaré tu ausencia
en el relieve de tus huellas
¿Cómo poder liquidar,
tu presencia aún doliente?
si no estás, estando
me disuelvo en mi mudez
zarparé desde otra orilla
hacia otro horizonte
y demudar tu nombre hibernado
y exiliarlo de mi cueva
Con el fin, al fin,
de provocarlo.
domingo
Coma
En el vientre se enmudecen las entrañas
Y las sienes se globulan en angustia
Pasan horas, que reciclan el pasado
Homogéneas de ciclar en retroceso
Por escenas de imposible intervención
Pasadizos con umbrales infranqueables
Conspirando laberintos sin destino
Se entretejen amagándonos la muerte
Un latido, rememora la agonía
Desorquesta la esperanza, desafina
El transcurso inalcanzable hacia la luz
Así tuvo su camino hacia el entierro
Enchufado artificial ante la duda
De pecar o ser pecado en ambas formas
El mendigo abandonado en una esquina
El herido en un asalto a medianoche
La indigente por el frío atomizada
El suicida anticipando su partida
¿Sólo un fin?, ¿O finales?, preguntamos
Con el miedo de morir en agonía
No entendemos que un segundo es suficiente
La agonía se eterniza en la memoria
miércoles
Otra aduana
Desembocan los torrentes
Trepidantes, misteriosos
De fronteras invisibles
De imaginarios límites
En su delta y nube acuden
Desde todos los extremos
Razas, credos, muchedumbres
Carrusel en remolino
Esperanza en oleaje
Expulsados al azar
Parten, zarpan, se desanclan
Para clavarse emigrantes
Boca abajo del mástil
a la mágica incertidumbre
Encontrarán otro amor
Nuevos otros, luego iguales
Se colmarán de otra tierra
En procura de sanarla
Recrearla, recreándose
El tiempo innumerable
Gestará nuevo linaje
Que borrará del instructivo
de traslado algunas voces
Límite, frontera, infranqueable
Y de nuevo partirán
Surcando mar o sangre
A la aduana, punto, encuentro
De una raza unificada
Fusionada, innumerable.
martes
Doble partida
El diván encendido en regresión
El alma partida en la partida
Doy mi última mano
Para salvar a mi demonio
Lo tuve que dejar, prendado por deudas
Lo tuve que olvidar, apurado en miedos
Pero llamaron a mi puerta
Marcianos barajando pesadillas
Resguardé al niño etéreo,
lo alejé de la redada
Y del alma completa,
partí a encarar la partida
Después de dar las cartas
en la mesa sin vergüenza
Me agoté de palabras
Y aposté por palparlas
Ganando en primeras manos
Perdí más de la cuenta
Cuando los ogros blofearon
Con su realidad ingrata
Luego tomé en mi mano la baraja
Y asusté a los ogros del diván enrojecido
Escapé hasta la puerta y devoré el niño etéreo
Con colmillos de hojalata, con mordidas de silencio
Escapé de los ogros, hechiceras y delirios
Y con mi Yo en digestión
Vomité...
Legítimos y tiernos conejos
En vano
Si de esa forma llamabas
Dormí, para tener
En ficción tu presencia
Partí, para cubrir
El tramo de ti que me queda
Después de tu ida…
Después de tu ida…
Y no sonó, ni timbre, ni auricular y ni alarma.
Y no apareció, tu cara onírica en mi esfera
Sólo quedan, rostros de tu rastro.
La memoria disuelta en la lágrima.
Rastros y memorias, en la gaveta azulada….
Devueltos con sello “sin destinatario”.
Quiebre
las costuras hilvanadas por tu ausencia.
rompo otro plato.
y reviento la cena en el espejo
rompo la inocencia y premedito
otro atraco a tu silencio solitario
Doblo el colchón
y despierto de mi noche a medias
lo destrozo con un gemido sostenido en vos mayor.
¿Y ahora qué?.
que te queda...
El cigarrillo aspirado a bocanadas.
Las teclas rebotando implacables
sobre tus oídos mudos,
y mis dedos desahogan en los tipos,
el anhelo incontrolable
de tocar tu mejilla.
lunes
Espejismo
Y alucino...
Rastros de ti
En todo rostro
Rastros de tu rostro
Todavía Indefinido
Que recopilo, junto, enredo
Para armar con cada uno mi bestiario
Cabellos, tez, barbilla
Un collage que busca armarse
Dejarse tocar, despabilarse
Para dejar de ser nada
Mejillas, ojos, cejas
No concurren al destino
Miedo a encontrarte
A madejar la realidad
Realidad que me consume
Tú, tu mundo, mi pasado
El futuro, las promesas, la comedia
Las heridas reencarnadas en los labios
Vuelvo al norte, a las raíces que resumen
Los minutos, cada cual con su intervalo
Entre pasos, de neón que se encandila
Quemo el tiempo de desgano rutinario
Hasta el lunes compañera de este sábado
Que pernocta con el tráfico latente
Que se instala en soledades de tumultos
Que me agita en desaciertos de tu rastro
sábado
Duendes personales
O expresiones rebuscadas
Nos fascinan, nos arrancan
Alegrías indomables
Estos niños que nos brotan
De las manos y del pecho
Como fruto, en nuestras faldas
Son resguardo en nuestros miedos
Aprendemos que el tintero
Se convierte en un abismo
Y la tinta que la escribe
Se derrite en nuestros versos
Cicatrizan las heridas
Con un llanto o con la fiebre
Paradoja que nos arma
A enfrentarnos con la muerte
Se nos pierden las palabras
Escasea todo léxico
Para plasmar esta suerte
De los duendes eternos
Se nos cruzan, nos asustan
Nos ahuyentan de su mundos
Nos dan cuenta muy seguros
Que en sus juegos no cabemos
Y de lejos, espiamos
Muy discretos su terreno
En sus cantos nos mecemos
Jubilando interrogantes
Cuando llevan de la mano
A pasearnos los anhelos
Son el faro más humano
Que podrá encontrar velero
Y es entonces, que caemos
En su juego más astuto
"Esos viejos no entendieron!!!
Que ellos no nos escogieron
Que nosotros, más eternos
en el principio del tiempo
Señalamos su destino más viejo
Con un soplo en cálido aliento
Les trajimos a su edad,
A nacernos de la mano...
Dos edades, un encuentro.
Ya que ellos
también con nosotros salieron".
jueves
Alunizaje
De la luna de piedra pomez
Remellado el astronauta
Abollado el transporte
Ni migajas quedan
De los precoces instantes
Corazones de agua mala
Pernoctaciones sin alma
Auguro a tu espina
Encontrar donde clavarse
Cardumen globular
De tu filo diamante
Corazones secos
De cemento, neón, tiniebla
Golpeteo concomitante
Por mi culpa, por mi culpa
Ajusto el cinto para sorber
De los maizales vendimias
De los placeres la dicha
De la poesía mi muerte
No seré, fama ni enmienda
Seré homenaje en vida
En silencio, en partida
Barro el rastro y la huella
Entonces el homenaje
Será sobre el vacío
De la inhabitada presencia
De la vanidad deprimida
ANDAR ES ANDAR
Tres compromisos, dos heridas.
Varios sollozos, cero salidas
Tres pequeños y una sonrisa
El puerto despide
El trajín inefable del velero
La estación anuncia
La salida del vapor
Nos veremos en otra orilla
En otra parte
Del mundo desbocado
De las aceras taciturnas
Cada cual con su manía
Canta Caetano y su vendimia
Y la mía se alimenta
De palabras abusadas
No cuento el segundero
Lo deslizo por mis venas
Reconfirmo los latidos
Con retazos de esta vida
miércoles
Nuevas zuelas para andar
se descalza el andar agazapado
las horas se convierten sutiles
en somnolente compás
remendando cicatrices
magullando heridas
dejando vestigios inflamados
de las sacrílegas luchas
y avesado, cruzas el umbral
tocas, palpas, te involucras
será inútil intentar recuperarse
pues nos quedan marcados, indelebles
cicatrices y retazos profundos
dejaremos los marasmos
las gulas, los santuarios
repetiremos invencibles
a boca entera nuestros nombres
porque el mundo está
entre el agua y el cielo
y nos faltan alas
para librárnoslo
martes
TARDE NUBLADA
parto las trufas del inquieto
almíbar perfumado de mis cienes
simulando digestión, atomizando apetitos.
Pernocta la luz, lacerada en la tarde
Que se resume de grises perentóreos
Para reclinarse por la noche en el abismo
Y burlar el sueño entumecido
A plantarse como el ente apantallado
El infame enloquecido ante el espejo
Los gemidos, anudados por reflejos
Las angustias alumbradas por el llanto
Riego con ficciones los rescoldos
Así humeo con desgano el desde ahora
La obsidiana diamantada en que ha quedado
El corazón esponjado en hace rato
Salto al vacío, que culmina seguro en piso
A morder la tierra o las alfombras
Para partir desde el fondo
Del gran cieno atnicuario de mis sendas
Pulso 2
Tu memoria vengue a pedradas, contra los cristales...
Así me toma por sorpresa, Sabina de este rutinario día, retomo este espacio, el otro se volvió demasiado lacónico, creyendo quizás que así puedo elevar el vuelo de palabras, que es mi alimento diario..., levar anclas aunque el naufragio sólo permita levantar arena y no el viaje.
Una vez pasé por esto, de recoger poemas en las cosas más ínfimas, en intimarme y sintonizarme con los mensajes ocultos y etéreos que cada escena vivida me regalaba, y me regocijé en los versos que cada situación arrojaba, como un almohadazo en medio de la noche, la noche de la rutina, la noche aprisionante de los demás que como torbellino de ansiedad te rodean de compromisos y obligaciones.
Puedo declararme culpable, puedo demorar en silencio la traslación intermitente de mis palabras, puedo declararme inocente y salir en fuga a la praxis, pero es la cuerda floja, el eterno balance, de la poesía y la poesía hecha acción, sin él, el corazón se marchita, el alma se vela, la sonrisa sincera, se desvanece tanto como el abrazo y la misma palabra, cuando sale de cada boca.
Lanzo estas palabras, para cualquier escuchante, para el recuerdo, o las tumbas digitales, pero sigue siendo mi espacio propicio, anónimo, simbólico, este dominio de dos, donde no interesa interesar a nadie.
El diario no hablaba de ti, sigue Sabina, y ahora Estrellitas y duendes también se vuelve de nuevo otra escena donde encuentro alguna referencia de este estado en poesía, como en coma, como en constante desvanecimiento, esta sensibilidad, a flor de piel, que me desarma, para ser más fuerte, a golpes de palabras, es una droga, es una sensación, un aróbico de la mente ¿Como volcarlo a la irrealidad del presente?, ¿Cómo frivolizarlo? En las conversaciones frecuentes. En las tareas diarias. Quedarme sedado lo decido, por mi mismo, por mantener la cordura, por evitar los encierros, por prolongarme el entierro.
Calvino me puso alguna vez alguna guía para aventurarme en este nuevo siglo, y poner quizás hallar la fórmula: levedad, rapidez, visibilidad, multiplicidad, exactitud y consistencia, es decir, librar por la borda todo romanticismo, discurso, comedia, retórica. Decir lo justo pero con conciencia mucho más severa. Y qué hacer, te esforzás, perdés, te cansás... ¿Que ganás?. Pero hay que levantar la mirada, y cruzar de un salto la baranda, para salir a toda máquina, a dar encuentro a una musa y mostrarla real, palpable, y de mi formas desdibujarla vorazmente, con un sólo trazo si es posible, o con los mínimos permisibles, y dejar de lado la miríada de detalles.
Hablando de levedad...!.