miércoles

Silencio

El periódico retardó su desuso
Prolongó su existencia hasta la tarde
Mañana se tornará silente
Sin nadie que lo estruja y ojeé

Llueve y cuando escampa el mundo
En su tráfico se aturde en cada curce
La llovizna interrumpe el redondel
Los peatones se agazapan en sus hombros

El cielo encapotado clausura
El estreno saliente lunar
Los semáforos se empañan con rocío
De la lluvia los restos adozados en sus lunas

El farol espolvorea el aguacero
De candiles los aguajes se incrustan
Momentáneas estrellas minúsculas
Efímeras aprendices que tempranas estallan

Los caminos se doran en reflejos
refrectando la luz del firmamento
representan la caída de los cielos
en llovizna, granizada o diluvio

Y la lluvia deja el frío rechinando
enlos huesos, las rodillas y con mantos
de sus húmedos cantares pasajeros
Regocijo de nostalgia resurgente

Pero llueve

Pero llueve, y la tarde en trance
Se disuelve en lágrimas gélidas
Como una sal de pavimento y tierra
Arrastra despojos en su avance

La ciudad se asienta en su fondo
subterráneo de autopista oculta
de criaturas parias feroces
derramadas en cascadas de sifón

El barullo de las calles se recuesta
Se somete a sus torrentes invernales
Fraguando entre veredas y parterres
Amalgamas de residuos testigos

Llueve con un frío que se escapa
A la cumbre más lejana de su nido
A la boca de vapores expirados
A la espalda de las sillas reparadas

Llueve y la niebla se ebanece
Y se fuga entre los filos de los patios
Embadurna las fachadas y lo muros
Y se agua en las rendijas agrietadas

El cielo se blanquea, la urbe se enturbia
su silueta de cemento desvanece
El paisaje y difumina su blancor
Apagón, pandemia, soledad.

martes

Si así no llueve, que escampe

La calle se silencia y todo
Monótono se ríe de la ausencia
Motores en bullanga extreman
El bramido general y recurrente

Apagones en las ansias mañaneras
el pasado con ecos se aviva,
el tejido colectivo se enchispa
Sacudones transitorios de neuronas
Instantáneas del ayer sin reposo

Parece en estos días sin corriente
cuesta más alzar la cara y mirarse
La nada en su redada nos descubre
despojados de palabras, ausentes

Apagaron con un dedo el sol urbano
Ausentaron con el switch sus luminarias
Circuitaron la rutina en monitores
Y con sustos recogimos que decir
Para decir entonces, nada.

Opacaron el sabor del mediodía
Subterfugio bullicioso artificial
el virtual ecape de lo vano
El Yo farol, el Tú bombilla, el ellos Luz

En las noches transitando fantasmas
Po rel negro corredor donde se unen
El albor y el mutismo vespertino
El nocturno y el silbido madrugante
De tanto y tantos pasos recogidos

Ahora con el día agazapado
Resucito vampirezco en las noches
Y pernocto con extraña entretención:
La lectura de un desnudo ensombrecido

Deslizando su frontera en mis yemas
Desbocando su misterio en mi aliento
Descifrando los matices de su negro
Con puntadas temblorosas de mis uñas
Si así no llueve, que no escampe.

sábado

Morinda

Vuela por tu mundo
Libélula mordaz, avispa puñal
Ronda mi puerta y polvorea
Con tu escarcha agridulce mi umbral

Sarcófago templado en el abismo
Tumba suspendida en el mar
Velorio de las lágrimas nostalgias
Panteón de caridad enverdecida

Cubre la muerte con sus trapos
El misterio incomprensible de vivir
Deshace con sus yemas la memoria
Eslabón aparecido, primigenio dolor

Con esta impertinencia oscura
La parca osa ahora interrumpir
Cuando todos enjugábamos la vida
Nos robó hasta la náusea de vivir

Aún hay llama

Aunque efímero
Cíclico, ondulante
Este recuerdo
De tu verso fluído
Se desboca otra vez en mis oídos

El flagelo de una estrofa que hiere
La cornisa de azulado oriente
Se enluna, se enluta
Epitafio en amanecer
De tus haberes tiernos

Dónde el presagio acaba
En la comisura de tu verso
Donde!!!
Pernocta tu agujero
Clavado en llagas de las heridas vivas

Que almacenan mi pereza
Y aldaban ganas
De ir y luchar
De luchar y vencer
De vencer y morir

En el lecho sagrado
De tu abrazo lleno
Derramándose tibio
En mis huesos quebrados

Alucinando el escape
Del embrujo místico
De tu boca morena
De tu muslo ardiente
De tu seno incandescente

Enjugado en saliva
Dibujada con lengua
Aguardo el austro que sostiene
La sombra en el cenit de tu hoguera
Bajamar de tu ondulante norte

Plegado de montañas azuladas
Donde esté, yo, nosotros

Y tu, siempre

viernes

Que misterio

ke misterio se cuelga en esos ojos
que de verlos agotan
¿buscan el sentido del amar, ser, estar?
esos abismos repartidos en destellos
lunas eclipsánose en dos lagos negros
oscuro vacío, tierno y solitario
círculos entre párpados, deshojados, quietos
misterio inquieto seductor y nocturno
se anida la luna repartida en sepulcros
ruletas densas que disparan fulgor
como un último aliento
y en mis labios ventisca
pronunciada con silencios.

Otra espera, que se torna en olvido
otro rostro, engrisado y despierto
otro tango imaginario
sin luna ni efigie
y desde este cristal
se hace sola la palabra
que se incrusta de espinas
la nostalgia desangra
derramada en lágrimas
cobijada de ojos
que de para en par
se me abren en las venas.

miércoles

Submundo

Luna pescada con anzuelo de tierra
Mundo esquivo que de cuando en vez
Recoge astillas de mis ojos tuertos
Y me deja el eco, el susurro blanco y negro

Mundo ajeno, que atraviesa la vitrina
Y se esfuma, y se espuma en la garganta
La rendija intermitente me convierte en espía
Voyerismo crónico, alto flujo en bajamar

Luna venusina, femenina irracional
La burbuja placentera de tu voz se me incrusta
Se acerca, madura, muere y se va
dejando el rezago, su fantasma y el andar

Visto mis noches de hielo y parafina
Cuenco los ojos en ojeras violetas
Parto la piel, rasgueteando mis barbas
Cuento suspiros y la noche se acaba

El cuarto adjunto, se aletarga y desvanece
Y sus luces repican en tránsito y alarma
Se ventila el polvo entre polillas y escarcha
Soledad convincente, se acostumbra al frío

Ni otro cuerpo, ni en quien pensar
Colección de latidos, y bandadas de humo
En su huída flotan vagabundas ambas
el inerme espacio que no dejo ocupar

sábado

Quizás

Este quizás interminable
Que muta en mil posibles
Presentando a cada suspiro
Disímil solución e incertidumbre

Esta suma intermitente
De posibles e imposibles
Se nos cuelan en las voces
Y recuerdan erizando recuerdo

Se electrizan, se sacuden y se culminan
Victoriosas, defraudadas, impotentes
Apabullan los finales infelices
Y se esfuman aspirando lechos tristes

El camino se nos torna irrepetible
Y los pies nos desvían de aquel rumbo
Lo probamos, lo bebimos y lo amamos
Cuando el mundo nos tomó aún inocentes

Beberemos de una lluvia compartida
Miraremos cada cual su luz de luna
En distintas bocanadas de tabaco
Nos oiremos deletreos en susurro

Cada cual con su manía
Con su inerme caminar desorientado
Nos veremos en espejos triturados
Por el sueño que dejamos postergando

Por lo tanto

El mundo se achica encerrándonos
La soledad se deshoja en el pasillo
Y se revuelve en torbellino
Se sellan cada día, cada salida
Y sólo queda el mismo laberinto
Por desanudar

Por lo tanto que tuvimos
Debería brindar con el vino derramado
En el alcohol de mis heridas
Que me dan de comer matutinas
Inyectándose en lo seco de mis venas

Abismos en vereda y muros
con fantasmas y extraños
entre mofas abarrotadas de sarcasmo
Por lo tanto que me ha dado la muerte
Abundada en vibraciones y pulsos
De mis pies torcidos y mi sonrisa sórdida

Amanecida en las lagunas mentales
Que rescatan en la resaca la idea
del bucólico partir sin regreso
Para desgarrarse el seso
Y replegarse la piel
Como una prenda ajena

Por lo tanto que puedo decidir
Tomar cartas y sostener el deseo
Como un As bajo la lengua
Temperando el desgano
Y ahuyentando la pereza

Decidí, sacudir las polillas
Que se empolvan en las calvas
Salientes de mi frente estrujada
Y alzar a ver al cielo en aguacero
Para enjuagarme los párpados salados
Y tomar la vida por los cuernos

miércoles

Todo duele

A veces, cuando la bruma
Se apea al pavimento
Desde el sur hacia el norte
Y las torres se esconden
Prolongando la luna

A veces, cuando las luces
De la ciudad en llanto
Van despertando y sosegan
La oscuridad que intenta
Apropiarse de todo

El camino huele largo
A hielo e indiferencia
Este Quito nos duele
Como duelen los años
Que se nos colan furtivos

Pero en otras, se sostiene
Como una voz en alto
Acompañando un saxo solitario
El dolor se expande al son
del sol que oculta su abrigo

La noche duele, como el amor
la impotencia, el desgano
la noche penetra con soplos
de brisa, vigilia y espasmo
y el dolor se agita y burbujea

El neón se nos cuela
En los reflejos que avisoran
la humedad de la noche
y no tenemos más remedio
que encandilar las pupilas

Para suerte de todos
Todo el dolor amanece
Y se recicla en las almohadas
Hartas de empaparse de lloros
hasta encontrar en el día la luz

Y la paz. Y la alegría,
rotan y se mudan de soles
Arrogante burla reída
en su inefable visita
Donde duele el dolor como el pulso.

Donde todo duele, muere y duele de nuevo.