Tengo percudido tu rastro
En el patio delantero de mis ojos
tengo impregnado tu rostro
en el ático nocturno de mi almohada
Y no hay forma de limpiarlo
ni tampoco despegarlo
mejor lo resigno
a dejarlo adherido
en el costado izquierdo
alrededor, abrazando
el amor confeso de mi solapa en fuga
jueves
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