sábado

Morinda

Vuela por tu mundo
Libélula mordaz, avispa puñal
Ronda mi puerta y polvorea
Con tu escarcha agridulce mi umbral

Sarcófago templado en el abismo
Tumba suspendida en el mar
Velorio de las lágrimas nostalgias
Panteón de caridad enverdecida

Cubre la muerte con sus trapos
El misterio incomprensible de vivir
Deshace con sus yemas la memoria
Eslabón aparecido, primigenio dolor

Con esta impertinencia oscura
La parca osa ahora interrumpir
Cuando todos enjugábamos la vida
Nos robó hasta la náusea de vivir

Aún hay llama

Aunque efímero
Cíclico, ondulante
Este recuerdo
De tu verso fluído
Se desboca otra vez en mis oídos

El flagelo de una estrofa que hiere
La cornisa de azulado oriente
Se enluna, se enluta
Epitafio en amanecer
De tus haberes tiernos

Dónde el presagio acaba
En la comisura de tu verso
Donde!!!
Pernocta tu agujero
Clavado en llagas de las heridas vivas

Que almacenan mi pereza
Y aldaban ganas
De ir y luchar
De luchar y vencer
De vencer y morir

En el lecho sagrado
De tu abrazo lleno
Derramándose tibio
En mis huesos quebrados

Alucinando el escape
Del embrujo místico
De tu boca morena
De tu muslo ardiente
De tu seno incandescente

Enjugado en saliva
Dibujada con lengua
Aguardo el austro que sostiene
La sombra en el cenit de tu hoguera
Bajamar de tu ondulante norte

Plegado de montañas azuladas
Donde esté, yo, nosotros

Y tu, siempre